jueves, 18 de abril de 2013

Momento de elegir el hemisferio derecho

Raro título, ¿verdad? Me refiero a elegir el lado derecho de nuestro cerebro a la hora de proyectarnos al mundo.


Nuestro cerebro está definitivamente dividido en dos partes: 

El hemisferio derecho y el izquierdo.
Sin embargo este artículo va más allá de hablar de dos partes iguales que pertenecen a un mismo órgano.
A pesar que estos dos lados lucen muy parecidos, podemos asegurar sin mucho reparo que estas dos partes se diferencian y mucho, atreviéndonos a decir que tienen distintas personalidades.
El lado derecho, es el lado de la ilusión, el lado por el cual almacenamos nuestros sentimientos, desarrollamos el amor por el arte, concebimos el mundo de otra manera. Si vamos por la calle y vemos un rostro familiar, y pensamos: "a esta persona ya la he visto antes", se debe a que nuestro lado derecho está reaccionando, relacionando las formas de sus facciones o los sentimientos encontrados con esta  persona alguna vez. Sin embargo, el recordar el nombre de esta misma corresponderá al lado izquierdo. Y es que el hemisferio izquierdo procesa la inforamación de manera analítica y secuencialmente, paso a paso. Se encarga de relacionar el habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica. Nos permite descomponer un problema y analizarlo para llegar a la solución.

Resumido: el lado derecho es el lado que para en la luna, dejándose llevar por los colores, los sentimientos, las formas artísticas de la vida, lo lindo de las melodías, aquel que te hace vagar en clases a la hora de pensar cómo te sentiste ayer que viste a esa persona de nuevo involucrada en tu vida. El lado izquierdo, por otro lado, es aquel que me hace pensar en mí como estudiante de tal carrera, con tal promedio, con tantos cursos que me faltan, aquel lado que me ayuda a calcular la nota que necesito para aprobar tal curso o la meta en dólares que tiene que alcanzar la empresa para que yo pueda ascender.

Si bien es cierto que ambos lados son distintos, ambos viven de forma paralela dentro de nosotros pues se necesita un equilibrio entre estos hemisferio para hacer mejor las cosas. Ninguno de ellos es más importante que el otro. 

Pero, ¿y si uno de ellos se te perdiera?. No significa que tengas solo la mitad del cerebro, sino que podría suceder que sufras un derrame por alguno de los lados. Alucinante. Así lo describió Jill Bolte Taylor, quien perdió el hemisferio izquierdo de su cerebro de la noche a la mañana y dejó de ver las formas como las vemos, sino que veía un mundo rodeado de píxeles, donde se sentía un ser enorme y capaz, lleno de energía que no podía reconocer los límites de su cuerpo. 
Durante horas no fue capaz de reconocer ni las letras, ni el código de nuestro lenguaje, mucho menos los números. Ella, una científica pudo describir en sí misma un fenómeno peculiar llamado derrame cerebral. Y digo peculiar porque fue un estudio basado en su propia experiencia.
Aquí el video:


Esta mujer, nos narra su experiencia de manera intensa, pidiéndole a sus oyentes que sin dejar de usar el lado izquierdo, y sin necesidad mucho menos que les suceda lo que le pasó a ella, sean capaces de utilizar aún más su lado derecho.  
"No eres lo que tienes, solo eres lo que das" dice la canción, y esto se reflejará en la manera que nos relacionemos con el resto, motivando al mundo a cooperar con nosotros para hacer una revolución y hacer de este un mundo más apacible y sensible ante las necesidades de todos. Dejándonos cautivar por las cosas sencillas que nos ofrece la vida, por un momento grato, por una buena compañía.  

Esta será la base para emprender grandes proyectos, el lado izquierdo se apoya en el lado derecho. Si hacemos las cosas basadas en buenas intenciones para con la sociedad, tendremos éxito seguro. Si bien es cierto que a veces incluir "al resto" como solemos llamar a los demás, es un tema arriesgado porque no siempre este "resto" coopera de manera efectiva en el logro de metas, y el que terminan dando más resultamos siendo solo nosotros y el beneficio termina siendo para todos.
Esto parecerá injusto, y de hecho, motivará a varios a desistir de seguir tomando en cuenta ese lado derecho, ese lado que nos termina perjudicando por volvernos tan buenos.
He aquí donde se rompe el equilibrio, debemos ser por ello consciente y analizar bien cada decisión.

Pero si hay motivos para usar nuestro lado derecho es para emprender un viaje, o dejar de lado a veces la rutina y dedicarnos a apreciar a nuestros seres queridos, como amigos, la familia. Empezar a hacer las cosas que nos gustan, observar no solo atardeceres, sino observar con más cuidado aquellos momentos que nos hacen felices, como una simple salida con tu mejor amiga, el saludo del amigo que no frecuentas hace mucho. Momentos que por instantes dejemos de ver como "wow" ¡qué momento!, pero que una vez que nos hacen faltan empezamos a valorar.
No querremos un día despertar y sentirnos tan solos, sin una llamada o sin un mensaje de texto. Sin una visita. A estas alturas, podemos decir que eso sería mil veces peor que un derrame cerebral, al cual esta mujer le sacó provecho y hoy comparte su testimonio dando paso a la reflexión citada en este blog.
Gracias Jill por tus palabras de aliento.

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